Estoy totalmente de acuerdo en que se tiene que hacer algo con relación a la gran cantidad de ilegales haitianos que hay en el país, pero esta frase pronunciada por el gobernador de la provincia Valverde, Manuel Güichardo Vargas, me ha dejado perplejo: “El excedente de nacionales haitianos que pululan en la provincia Valverde constituye una inminente preocupación para las autoridades y la ciudadanía, porque esos extranjeros tienen cultura y religión diferente a los dominicanos.”
¿Qué clase de argumento es ese? Entonces después nos quejamos, pataleamos y clamamos que existe una “campana de desprestigio” hacia el país cuando nos acusan de discriminación y violación de los derechos humanos en el extranjero. Según tengo entendido (¿o es que me han tenido engañado toda mi vida?), en República Dominicana existe la libertad de culto y de expresión, así que parece que el señor gobernador o no está enterado de esto o simplemente es un xenófobo e intolerante que piensa que una persona por el simple hecho de profesar una religión o ser de una cultura, raza, etc., distinta a la que el considera “aceptable” no tiene derecho a vivir en su provincia. Me pregunto si él pensaría igual si mañana llegasen 5,000 alemanes sin papeles a la ciudad de Mao.
Con esto no quiero decir que se deberían obviar nuestras leyes de inmigración y abrir nuestras puertas a todos los nacionales haitianos que quieran entrar, al contrario, como ya expresé antes, pienso que es imperioso que el tema sea discutido, pero de una forma madura y reflexiva, dejando a un lado los prejuicios y un nacionalismo trasnochado que no nos va a llevar a ningún lado.
Me imagino el daño que podría ocasionar a la cultura y a la “religión dominicana” un homosexual y agnóstico como yo.
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